2014
Tuesday
November
04

Crear un modelo para PijaoSlow (Colombia)

Pijao

La semana pasada tuvimos, en el Quindío la visita de Pier Giorgio Oliveti (… sí, con una sola “t”, así puede buscarse fácilmente por Internet). Y también pueden buscar allí cittàSlow, y los excelentes artículos que Laura Sepúlveda, Juanita Samper, José Alberto Mujica han publicado en El Tiempo (que consiguen en sus archivos, siempre en la red).

Por eso me voy a limitar a expresar mi opinión personal como europeo que ha vivido en el Quindío por un total de 20 años -en dos períodos separados- que llegó a Colombia con un contrato de un año y… sucumbió a eso de “el riesgo es quedarse”Me dirijo a los amigos de Pijao, especialmente a dos de ellos, que José Alberto cita en su reciente artículo: Gildardo dice "No nos podemos comparar con los pueblos europeos.

Allá hay gente que le gusta el silencio y toda esa vaina. No hay niños. ¡Pero aquí estamos levantando niños y no podemos condenarlos al silencio!". Y al dueño de una discoteca (no dice su nombre, llamémoslo Miguel), que califica de "’ridícula’ esta propuesta, además de considerar que afecta la economía de mucha gente y el derecho al entretenimiento”Gildardo, te comprendo perfectamente. Pero no hay que generalizar, porque también se dice que las hormigas (… sería la Europa del norte) necesitan de las cigarras (la Europa del sur). Y alemanes, escandinavos, ingleses, invaden España, Italia, etc. en sus vacaciones, dejando desde luego allí una buena cantidad de dinero.

Vacaciones que seguramente no las desean demasiado silenciosas, si no se quedarían en sus casas.Y respecto a los niños: pues un modelo de sociedad sin niños sería monstruoso: quedé aterrado leyendo las propuestas de condominios para mayores, en USA, en donde existen reglamentos tipo: "los niños solo podrán visitar a los abuelos de 5 a 6 de la tarde...".

Una de las primeras cosas que aprecié llegando a Colombia fue precisamente que en las fiestas de familia, nietos, hijos y abuelos bailaban, cantaban y conversaban juntos. Espero fuertemente que todavía sea así en Pijao, y lo continúen haciendo en PijaoSlow, porque en Armenia parece que TV, celulares, Facebook, etc. han destruido en buena parte esa maravilla.

Estas aberraciones no son las metas del movimiento cittàSlow, son exactamente lo contrario. Lo anterior es el producto de la alienación que nos produce el vivir no como seres humanos sino como "consumidores" ("nace-produce-consume-muérete) lo que lleva al alienado a buscar –y a pagar- por vivir en sitios perfectamente protegidos de todo peligro o molestia. El ideal se le convierte en vivir en un ataúd. ¡Por eso en los últimos 45 años los suicidios en el mundo han aumentado en un 60% (y lo peor que la edad promedio ha ido bajando, o sea que los abuelos se suicidan menos que sus hijos y nietos!)!
Recibir en la cabeza un balón perdido de niños jugando en la plaza no me pone ningún problema, antes me da ocasión para devolverlo, con simpatía, a esos niños. ¡Pero sí me pone problema el ser atropellado en esa misma plaza por un carro que no va "slow" y no se detiene ante las cebras peatonales!

 

En esa plaza me gustaría conseguir productos locales, que no han recorrido tierra, mar y aire para llegar allí. Las hierbas aromáticas de la señora Sofía Peña, esas que NO están metidas en bolsitas que llevan meses o años arrumadas en el supermercado, y que pueden conseguirse en cualquier parte del mundo sin necesidad de venir a Pijao. Estoy seguro que doña Sofía (¡espero conocerla un día de éstos!) alimenta sus hijos con comida local, que no necesita traer el queso de Suiza, el agua Perrier de Francia, el café de Vietnam o las hamburguesas de McDonald.

Por eso cittàSlow fue inspirada por SlowFood. Tuve la suerte de conocer uno de sus primeros restaurantes en Italia: comías con tus amigos con tranquilidad, tomabas bebidas locales: vinos, jugos de fruta de temporada (... no puedes pedir un jugo de duraznos en invierno) y si pedias gallina, cerdo o conejo, provenían de criaderos de los alrededores.
Todo a precio módico, excelente atención por parte del personal, y con un agradable fondo musical. Uno vuelve a sitios como ese, sea europeo o latinoamericano.

Consideremos la atención al cliente, sea o no sea un turista. En Pijao –y en todo el Quindío- la amabilidad de la gente es innata. No se necesita capacitación en ese sentido. NO hay que obligar a la niña que nos atiende -que es amable por naturaleza- a repetir frases como "gracias por comprar en XYZ", quiero tratar con seres humanos, no con robots amaestrados. Esas son cosas que Pijao no tiene que aprenderlas, sino más bien tiene que evitar perderlas.

La "agradable música de fondo" me da oportunidad de dirigirle unas palabras al propietario de la discoteca a quien llamamos Miguel, y a otros propietarios de bares y cantinas que puedan sentirse amenazados por eso de "Slow". Me encanta la música ("sin música la vida no tendría sentido" decía Nietzsche), me encanta la música latinoamericana, escucharla, tocarla, cantarla, bailarla. Cuando en Armenia aparece un local con música en vivo, corro a conocerlo. Pero es cierto: huyo de lugares en donde la calidad de la música es reemplazada por la potencia de los altoparlantes. En la "zona rosa" de Armenia, hay locales que compiten entre ellos a ver quién prende el amplificador más potente,
para sobreponerse al del local vecino. Los dos terminan por quebrarse o por ser cerrados por la alcaldía.

En el Quindío –y supongo también en Pijao- hay excelentes intérpretes de guitarra, tiple o pianola y magníficos cantantes: ¿por qué no remodelar o crear ambientes en donde poder escucharlos con tranquilidad, ambientes que tengan en su interior no baratijas hechas en China, sino artesanía local? Y de paso ayudamos a nuestros jóvenes a descubrir sus aptitudes artísticas. Porque, don Miguel, esos jóvenes que frecuentan su discoteca, y posiblemente sus mismos hijos, no van a encontrar trabajo en fábricas, en bancos o incluso como médicos o abogados. Los jóvenes creativos que tengan alguna aptitud artística tendrán mejores posibilidades de salir adelante en el próximo futuro. Démosles esa oportunidad a artesanos, pintores, músicos de Pijao.

Un futuro que se está cada vez más informatizando y robotizando: tenemos mejores medicinas, mayor acceso a la cultura universal, podemos estudiar por internet lo que se nos ocurra y gratuitamente. Es decir que de ninguna manera Pijao tiene que perder su "alma" pero tampoco tiene que quedarse estancado. Trabajar 8 horas diarias en una cadena de montaje no es para seres humanos, es para robot. El peligro es al revés, que seamos nosotros los que nos roboticemos. Un abrazo de verdad vale más que un millón de "me gusta" por Facebook. Excelente que Pijao tuviese, como Buenavista, su inalámbrica para todo el pueblo. Pésimo si dos novios, en lugar de ir de la mano, las tengan ocupadas chateando frivolidades con el resto del mundo.

Su sector, don Miguel, tiene que ver con el tiempo libre, que es uno de los sectores se verá seguramente incrementado en ese futuro, no tiene que abandonarlo. Piense más bien en cómo reinventarse. La palabra clave de cittàSlow es CREATIVIDAD: el modelo PijaoSlow NO ES una especie de "Club Méditerranée", debe ser único. Pier Giorgio nos decía que cittàSlow no debe de ser considerada como una librería que vende libros, sino más bien como una biblioteca en donde los libros se pueden consultar libremente. Ojalá que el documento del "modelo Pijao" aparezca en esa biblioteca, inaugurando allí un nuevo estante que sería de gran valor para el mismo movimiento cittàSlow y para toda Latinoamérica. Ese modelo deberá en primer lugar buscar o inventar soluciones para mejorar la vida de sus habitantes. Si se logra, un turismo selectivo -el que ya frecuenta más de 200 cittàSlow en el mundo- vendrá después, para conocer ese "modelo Pijao" que estoy seguro será muy especial y muy original.

Si se consigue, pues ¡espero me guarden un campito también para mí!

Un artículo de Ermanno Parodi - Profesor de la Universidad del Quindío Armenia (Colombia)